Juan Antonio Tinte

 

La cuestión insostenible derivada de un sistema financiero y capitalista atroz, un sistema que deposita la deuda pública en manos de privados, propicia que la peor de las ideologías sea la articuladora de la vida de los ciudadanos y ciudadanas. 

En el caso de España la desproporción de ladrones y delincuentes con mando en plaza es pasmosa y de una vergúenza difícil digerir. La parte que se encarga de exonerar de responsabilidad a estos últimos desde cargos públicos, bochornosa e indignante, además de ser constitutiva de delito. Mientras, el Juez Garzón -porque sigue siéndolo- es juzgado y condenado por quiénes perpetran el delito, como si de una bofetada y carga represiva a la población se tratara.

Este es uno de los principios por donde quien ha convertido el mundo en un burdel para sí y a su medida, llega al desmontaje de las estructuras nacionales y democráticas, resueltas en un nuevo orden  de zafia, grosera y excéntrica decadencia hasta convertirse en proxenetas de la ciudadanía. Lo que está sucediendo en el mundo es que se ha legalizado la trata de trabajadores y trabajadoras, de hombres y mujeres, esperando que nos quedemos quietos, como atados de pies y manos. Actuaremos. No nos quedaremos quietos. Estamos actuando y nos atizan. Vamos a seguir en pie. Y sí, este es un espacio dedicado a la pintura, ¿al arte?. Desde aquí no vamos a callar pensando que nuestro trabajo puede verse represalido. Antes lo importante y sin miedo ni mezquindades intentando guardar la ropa. Después lo demás.